Baldoni F, Ancora G, Latour JM.
Front Pediatr. 2021 Sep 6;9:724992.
Comentario: Dr. Ramón Larcade¹
RESUMEN
Introducción: La mayoría de los estudios sobre las reacciones de los padres ante un parto prematuro y la hospitalización del recién nacido en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) han involucrado a madres. Sin embargo, las respuestas emocionales y los comportamientos de los padres son igualmente importantes. Por lo general, el padre es el primero en conocer al recién nacido prematuro, en obtener información sobre el estado del bebé y en comunicarse con la madre y otros miembros de la familia. En este contexto, a menudo se le deja solo y puede mostrar dificultades psicológicas, incluidos trastornos afectivos como la depresión o la ansiedad. Este artículo describe el papel de los padres en la UCIN, las mejores prácticas para apoyar a los padres y explica el papel de un psicólogo en el personal de la UCIN. Se ofrecen consideraciones y sugerencias sobre las dificultades encontradas para apoyar a los padres, con un enfoque en el papel de los padres durante la pandemia de COVID-19.
Métodos y discusión: Teniendo en cuenta los datos de la investigación contemporánea y siguiendo una perspectiva de apego, se analiza el papel del padre de un niño prematuro en la relación con la pareja y en el cuidado del recién nacido. Las investigaciones han demostrado que involucrar a los padres en el cuidado del recién nacido en la UCIN y en el hogar es esencial no solo porque promueve la relación de apego padre/hijo y tiene efectos positivos en el desarrollo psicológico y somático del recién nacido, sino también para la salud de la madre y de toda la familia.
Conclusión: Se ofrecen recomendaciones para mejorar las funciones de los padres en la UCIN, promover su participación en el cuidado de su hijo e intervenciones para prevenir la manifestación de sufrimiento psicológico y/o trastornos afectivos perinatales. Se presentan los compromisos de un psicólogo en un equipo de la UCIN y requieren no solo habilidades clínicas, sino también la capacidad de manejar las dificultades emocionales y relacionales de los padres, la familia y el personal de la UCIN. Se ofrecen consideraciones y sugerencias sobre las dificultades encontradas por los padres en la UCIN durante la pandemia de COVID-19.
COMENTARIO
El nacimiento prematuro suele ser una experiencia más que desafiante para sus progenitores, que requieren del apoyo emocional y el enfoque integral del equipo de salud para favorecer la construcción de un vínculo de cuidado saludable con su hijo/a recién nacido (RN).
Aunque tal vez parezca obvio, el nacimiento de un bebé pretérmino, es a su vez el nacimiento antes de tiempo de un padre y muy frecuentemente, también, un evento inesperado que puede tener un impacto emocional en la vida familiar y parental.
Quien comenta este artículo, ha sido un RN prematuro, y padre de un RN prematuro, además de profesional de la salud.
Desde lo emocional, el nacimiento de un hijo/a prematuro coloca a los progenitores en un estado psicológicamente también prematuro en el que ambos están expuestos no solo al estrés y a una sensación casi constante de vulnerabilidad, sino también a una amplia gama de emociones, como miedo, ansiedad, culpa, envidia e impotencia, al ver a su hijo frágil en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN).
Muy frecuentemente ambos progenitores manejan simultáneamente sensaciones ambivalentes de alegría, enojo, impotencia, apatía, agotamiento emocional y esperanza que conviven entre sí, continua y cotidianamente. Esto implica una carga mental y anímica enorme para ambos.
Las emociones de los padres se ven influenciadas por una serie de factores, como:
● La edad gestacional y el peso al nacer. Los bebés que nacen con menos semanas de gestación y de menor peso requerirán probablemente de mayor tiempo de internación, son más propensos a tener complicaciones, secuelas o desafíos, lo que puede aumentar la ansiedad y la preocupación de los padres.
● El estado de salud del RN también impacta directamente en el estado anímico y emocional de los padres. Si el RN cursa con problemas médicos graves, los padres pueden experimentar una mayor sensación de pérdida y tristeza. Transitan también las etapas complejas de un duelo sobre el hijo ideal vs. el posible.
● Tanto la presencia de una red familiar de contención como del entorno de cuidado (equipo de salud ampliado) hacen que transiten acompañados la incertidumbre de la internación y el futuro de ese RN. Los padres que reciben apoyo emocional tienen más probabilidades de sobrellevar mejor la experiencia del nacimiento prematuro, mejor manejo emocional y del apego, mejor construcción del vínculo de cuidado.
Históricamente, el equipo de salud perinatal hizo más foco en el manejo del impacto emocional del nacimiento prematuro principalmente en la madre, no visibilizando e incluso postergando el cuidado emocional paterno.
Este artículo explora las características de la paternidad en el contexto de los RN internados en la UCIN y destaca el impacto significativo del nacimiento prematuro en la vida emocional y en el apego entre padres (figura paterna) e hijos.
El padre de un hijo internado en la UCIN puede sufrir trastorno de ansiedad, depresión, hipocondría, somatización y consumo problemático de sustancias, entre otros. Esto a su vez puede manifestarse por síntomas específicos o comportamientos problemáticos en los primeros 2-3 meses después del nacimiento.
Este artículo remarca la importancia de fomentar momentos de contacto exclusivo y reservado entre el padre y el RN, con intervenciones sencillas como la estimulación táctil y el contacto piel a piel.
Además, destaca la importancia de fomentar la relación e intercambio entre los padres de los niños nacidos prematuramente que se encuentran en la UCIN, con el objetivo de sentirse más acompañados, poder intercambiar opiniones, experiencias y consejos entre ellos.
● Como padre de un bebé prematuro que pasó por la UCIN, puedo decir que necesitamos por sobre todas las cosas, poder ponernos en las manos del otro. Confiar los cuidados en otro. Ese otro es el equipo de salud y más precisamente las enfermeras que son las cuidadoras primarias en la internación. Necesitamos que nos contengan, que nos consuelen, que nos den esperanzas y que nos den tranquilidad. Tranquilidad de que nos están cuidando, al RN y a nosotros como papás. Enfermería es la primera línea de cuidado entre el RN y su entorno, el equipo de salud y sus progenitores. A su vez, los cuidados de enfermería hacen que los sintamos menos nuestros y más de ellas. Los “bebés de las máquinas”, de los monitores, del entorno de los cuidados intensivos, de ellas, las enfermeras, de ellas que saben más y mejor lo que les pasa y qué es lo que necesitan, al menos en una primera etapa. Es ese cuidado amoroso de enfermería, el que antes del alta tiene que generar la transferencia de cuidados y de “alarmas” a los progenitores.
● Otra de las cosas que me impactaron mucho en esa etapa de internación eran las visitas que yo realizaba fuera de hora. En esa época hacía varias guardias a la semana e iba a acompañar a mi hijo en los horarios que podía. Yo, como padre, necesitaba saber que podía ir cualquier día, a cualquier hora y ver que lo cuidaban bien, sobre todo de manera amorosa y silenciosa, como lo haríamos nosotros. Como si fueran su madre y como si fuera de ellas. Otra vez de ellas. Eso me daba tranquilidad, saber que no dependía de que nosotros estuviéramos ahí cerca para saberlo cuidado. Y también se notaba que lo atendían brindando cuidados de higiene, alimentación, y contención. Esa es otra de las cosas que a partir de entonces aprendí a reclamar a los equipos en los que trabajo, que los cuidemos bien y que también se note y se muestre que los cuidamos. Los padres necesitamos de ambas cosas, para irnos tranquilos a descansar.
● Recuerdo también que analizaba el entorno y veía en la cara y las expresiones de todos sus cuidadores la preocupación, su angustia, o gestos de tranquilidad sobre la evolución de mi hijo. Ante una apnea o una desaturación de oxígeno, inmediatamente esperaba descifrar en la mirada de sus cuidadores si era una situación para preocuparnos o para dejarnos cuidar. También me di cuenta de que necesitamos poder leer gestos coherentes en nuestro entorno, que sean concretos sin dejar de ser amorosos, más allá del pronóstico o la situación clínica.