COMENTARIO
Desde mediados del siglo XX se incorporaron al cuidado de la salud, conceptos como “atención centrada en el paciente y la familia”, “cuidado centrado en el paciente y la familia”1 (CCPF), y actualmente se comienza a definir como “familia cuidadora sostenible”.2
El enfoque sobre la incorporación de la familia se fue modificando con el paso del tiempo, desde aquellos padres que en un horario preestablecido de visita, observaban a su recién nacido (RN) a través del vidrio de la incubadora y que sus manos eran consideradas por el equipo como “portadoras de gérmenes”, a la actualidad, en que se empodera a los padres y RN como una unidad sustancial de atención: “el paciente y la familia”.
El equipo de salud es capaz de tomar conciencia de la importancia de satisfacer las necesidades psicosociales de los neonatos y enaltecer el rol de la familia como cuidador por encima del suyo, reconociéndola en su papel de primera sociedad, promotora de la salud y del bienestar de sus hijos.1
El recorrido para atravesar los cambios y dar ese rol a la familia en una UCIN es largo y complejo. Requiere de conocimientos, habilidades e intervenciones precisas por parte de los profesionales, a fin de que la familia alcance, luego del alta, su proyecto de vida sin agotar todas sus capacidades en el camino, sino que las enriquezca para seguir avanzando e incorporar el cuidado de su hijo con la mayor naturalidad posible. Esto es lo que se llama ¨familia cuidadora sostenible¨.
Alcanzar este último concepto parecería una utopía; no es una modalidad de atención sino un objetivo en la modalidad. Es reciente y aún se está trabajando en incorporar a la familia en el cuidado, unificándola de alguna manera al neonato como sujeto de cuidado y cuidador. Se debe dejar de tratar a los padres como observadores para devolverles su rol como actores principales en el cuidado del RN.
Cada familia requiere ser tenida en cuenta en sus necesidades individuales, y ser acompañada en el conocimiento de su hijo, para adquirir las habilidades de interpretar y dar respuesta a las señales que el RN va manifestando. Esto sólo es posible si todo el equipo de la UCIN los incorpora a las rutinas del cuidado. Por lo tanto las intervenciones serán individuales, pero pueden también ser sistematizadas y aplicadas con una metodología y práctica.
Lamentablemente aún se encuentran carteles o notas en las puertas de las UCIN que establecen horarios de visita para padres. Se hace manifiesto una cultura organizacional y una postura del equipo neonatal frente a la familia. ¿Acaso no se proclama que los padres no son visita? ¿Cómo se traducen las recomendaciones internacionales en acciones? La única manera es demostrar su fundamento en la evidencia científica, a través de estudios que muestren que un cuidado de calidad no ofrece el mismo resultado que un cuidado empírico.
En Turquía, demostraron a través del presente estudio, que la participación de las madres en las intervenciones realizadas con su hijo en la UCIN, reduce los niveles de ansiedad y otorga confianza con respecto al cuidado del RN.
El estudio reveló también que el 65% de las madres preferían recibir apoyo por las enfermeras al realizar los cuidados y que de hecho el 95% de las madres lo recibieron. Este dato es significativo ya que demuestra el rol de sostén que desarrolla enfermería y la aceptación del mismo por parte de los familiares. Desde este punto hay dos aspectos a tener en cuenta en este estudio.
Primero, que en las instituciones en que fue realizado, los cuidados profesionales eran realizados en la UCIN, por enfermeros y parteras con diferente formación, lo que conlleva un enfoque dispar en el cuidado.
A pesar de esta modalidad, lograron por medio de una capacitación continua del personal, incluir a las madres en el cuidado y a través de su participación reducir los niveles y los rasgos de ansiedad. Los autores destacan en las conclusiones, la necesidad de capacitar al personal de la UCIN para trabajar con la inclusión y educación de las madres. Es evidente la necesidad de contar con personal de enfermería destinado a ejercer las funciones que le competen. La enfermería es una ciencia que actualmente se especializa en las diferentes áreas, siendo por su formación y disciplina, capaz de lograr satisfactoriamente un cuidado centrado en el paciente y la familia.
Segundo, que la participación de las madres es sólo el primer paso en el CCPF; el rol de apoyo debe ser revisado y mejorado para que previo al alta, los padres alcancen la autonomía sin requerir ellos supervisión a pesar de que siempre la reciban. Es esperable que los padres adquieran cada vez mayor eficacia en realizar los cuidados básicos de su hijo, como alimentación, baño, cambio de pañal y cambio de ropa. El objetivo es fortalecer el vínculo, adquirir la capacidad de consolar, calmar y brindar contacto en los momentos que el neonato esté listo para ello; esto será posible con la educación y acompañamiento de enfermería.
Otro dato revelador del estudio es la relación directamente proporcional entre el número de intervenciones realizadas y la disminución de la ansiedad materna. Cuantas más intervenciones realizaban las madres, más disminuía el estado y los rasgos de ansiedad favoreciendo la destreza en el cuidado. El estudio no destaca la presencia de otro familiar y podría ser éste, una expresión cultural de adjudicar a las mujeres el rol de cuidadora de los hijos. Sería enriquecedor en futuros estudios ampliar la mirada, para incluir en ella a los padres u otro familiar que acompañe; esto también podría disminuir la ansiedad y la angustia de la madre como única cuidadora responsable.
En el artículo de Çakmak y Karaçam se mencionan en detalle las intervenciones realizadas por las madres en la UCIN (ver Tabla 2), algunas de ellas observando y en otras participando. Ambas son consideradas efectivas; los padres no sólo tienen que ser operadores en las intervenciones para ofrecer beneficios al paciente; primero tienen que estar presentes junto a su hijo. Presencia que no debiera estar condicionada por la gravedad del paciente o por el procedimiento a realizar.