Revista Enfermería Neonatal N° 22 - Enero 2017

COMENTARIO DE ARTÍCULO: BRUE - Evento Breve Resuelto e Inexplicado (antes: ALTE - Evento de Aparente Amenaza a la Vida de un lactante) y evaluación de los lactantes de bajo riesgo

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Brief Resolved Unexplained Events (Formerly Life-Threatening Events) and Evaluation of Lower-Risk Infants
Pediatrics. 2016; 137(5):e20160590. Tieder JS, Bonkowsky JL, Etzel RA, et al.
Comentado por la Lic. Inés Olmedo*

Introducción

La Academia Americana de Pediatría (AAP) elaboró la primera Guía de Práctica Clínica Pediátrica que se aplica específicamente a los pacientes que han experimentado un Evento de Aparente Amenaza a la vida o ALTE (Apparent Life-Threatening Event) cuyos principales objetivos son:

En primer lugar, recomendar la sustitución del término ALTE con un nuevo término: evento breve resuelto e inexplicado: BRUE (Brief Resolved Unexplained Event).

En segundo lugar, proporcionar un enfoque para la evaluación del paciente que se basa en el riesgo de que el lactante tendrá un nuevo evento o tiene un trastorno subyacente grave.

En tercer lugar, dar recomendaciones basadas en la evidencia para la atención de los pacientes de bajo riesgo, cuya historia y examen físico son normales.

No ofrece recomendaciones para los pacientes de alto riesgo cuya historia y examen físico sugieren la necesidad de una mayor investigación y tratamiento (debido a pruebas insuficientes o la disponibilidad de guías de práctica clínica específicas para cada situación). Esta guía de práctica clínica también proporciona orientación para futuras investigaciones.

El término “ALTE” se originó en 1986 a partir del consenso de expertos para sustituir el término “Cuasi síndrome de muerte súbita del lactante” (Cuasi SMSL).

El término “ALTE” se define como “un episodio que es alarmante para el observador y que se caracteriza por una combinación de apnea (central u ocasionalmente obstructiva), cambio de color (generalmente cianosis o palidez, y en ocasiones pletórico o acompañado de rubor), marcado cambio en el tono muscular (generalmente marcada flacidez), asfixia, o náuseas. En algunos casos, el observador teme que el niño haya muerto.

Aunque la definición de ALTE permitió a los investigadores establecer que estos eventos son entidades separadas del SMSL, la aplicación clínica de esta clasificación, que describe una amplitud de síntomas observados, subjetivos y no específicos, ha planteado un desafío para el equipo de salud y los padres en la evaluación y el cuidado de estos niños.

Una amplia gama de trastornos pueden presentarse como ALTE. Entre ellas se pueden nombrar las víctimas de abuso infantil, niños con anomalías congénitas, epilepsia, anomalías metabólicas e infecciones. Para una mayoría de los lactantes que se ven bien después del evento, el riesgo de un trastorno subyacente grave o un evento recurrente es extremadamente bajo.

Cambio en la terminología y diagnóstico

La definición original de ALTE es imprecisa y difícil de aplicar en la atención clínica y la investigación, por lo que el médico se enfrenta a menudo con varios dilemas. En primer lugar, en la definición de ALTE, el lactante se encuentra frecuentemente asintomático durante la consulta. La evaluación y el manejo de los lactantes sintomáticos, los que tienen hipertermia o dificultad respiratoria, entre ellos, deben distinguirse de los lactantes asintomáticos.

En segundo lugar, los síntomas reportados en virtud de la definición de ALTE, no son esencialmente peli-grosos para la vida y con frecuencia son una manifestación benigna de la fisiología normal de los lactantes o de una enfermedad autolimitada.

Una definición necesita la suficiente precisión para que los profesionales de la salud puedan basar las decisiones clínicas sobre los eventos que se caracterizan como anormales después de realizar una historia clínica y el examen físico correspondiente. Se debe distinguir un conjunto de síntomas que sugieran inestabilidad hemodinámica o apnea central, de los eventos más comunes y menos preocupantes caracterizados fácilmente como la respiración periódica del recién nacido, espasmos del llanto, disfagia, o reflujo gastroesofágico (RGE).

Por otra parte, los eventos definidos como ALTE rara vez son una manifestación de una enfermedad más grave que, si se dejara sin diagnosticar, podría resultar en morbimortalidad. Sin embargo, el término ALTE como diagnóstico refuerza la idea en la familia o cuidadores que el evento “ha amenazado la vida” del niño y la percepción de una posible repetición del evento o un trastorno subyacente grave, a menudo favorece la admisión del niño en el hospital para observación y realización de pruebas diagnósticas, aumenta la ansiedad de los padres y somete al paciente a un riesgo adicional que no necesariamente conduce a un diagnóstico tratable o la prevención de eventos futuros.

Una definición más precisa podría prevenir el uso excesivo de intervenciones médicas, y ayudar al equipo de salud a distinguir a los lactantes con menor riesgo.

En esta guía de práctica clínica, se introduce un término y una definición más precisa para este grupo de eventos clínicos: “Evento breve resuelto e inexplicado” (BRUE).

Dicho término y definición pretende reflejar de manera más clara la naturaleza transitoria del evento, la falta de una causa identificada y elimina la etiqueta de “amenaza a la vida”.

Los autores de esta guía recomiendan que el término ALTE, ya no sea utilizado para describir un evento ni como diagnóstico. Más bien, el término BRUE debe ser usado para describir eventos que se presenten en lactantes menores de 1 año de edad que sean caracterizados por el observador como “breve”, con una duración menor a 1 minuto y más frecuentemente menor a 20 a 30 segundos, que se haya resuelto con una recuperación del estado de salud basal después del evento, con un examen físico y signos vitales normales al momento de la evaluación por personal capacitado. La presencia de síntomas respiratorios o hipertermia impedirían clasificar el evento como BRUE.

Un evento BRUE implica que el profesional no puede explicar la causa del evento después de realizar un examen físico al niño junto a la elaboración de una historia clínica apropiada.

Del mismo modo, un evento caracterizado como atoramiento o asfixia asociado con regurgitación no es incluido en la definición BRUE, porque los médicos deberán buscar la causa de los vómitos, que pueden estar relacionados con RGE, infección, o alteración del sistema nervioso central.

Definición de BRUE

El término BRUE se define como un evento que ocurre en un lactante menor de 1 año en el que el observador reporta un episodio repentino, breve y luego resuelto con uno o más de los siguientes signos y síntomas:

Cianosis o palidez.

Disminución de la frecuencia respiratoria, respiración irregular o ausencia de la respiración.

Marcado cambio en el tono (hiper- o hipotonía).

Alteración del nivel de capacidad de respuesta.

En primer lugar existen diferencias entre los términos ALTE y BRUE que deben tenerse en cuenta tales como el estricto límite de edad que tiene el término BRUE.

En segundo lugar, un evento es sólo un BRUE, si no hay ninguna otra explicación probable. Los síntomas clínicos tales como fiebre, congestión nasal, y el aumento del trabajo respiratorio puede indicar una obstrucción de las vías respiratorias relacionada con un cuadro de infección viral. Un evento caracterizado como asfixia después de un episodio de vómitos puede indicar una alteración gastrointestinal como RGE.

En tercer lugar, un diagnóstico BRUE se basa en la caracterización que el clínico realiza de del evento sucedido y no en la percepción que el cuidador tiene sobre el evento como potencialmente peligroso para la vida del lactante. Si bien estas percepciones son comprensibles y pueden aportar orientación al profesional, este riesgo solo puede ser evaluado después de que el profesional ha caracterizado el evento de manera objetiva.

En cuarto lugar, se debe determinar si el niño tenía cianosis episódica o palidez, en lugar de determinar simplemente que se observó un “cambio de color”. Los episodios de rubor o enrojecimiento no son consistentes con BRUE, porque son comunes en los bebés sanos.

En quinto lugar, un BRUE no solo abarca el concepto de apnea sino también a las posibles alteraciones e irregularidades respiratorias.

En sexto lugar, el criterio referido a “cambio en el tono muscular” se amplía al determinar si hubo un cambio en el tono, incluyendo hipertonía o hipotonía.

En séptimo lugar, debido que la asfixia y náuseas por lo general indican diagnósticos comunes como RGE o una infección respiratoria, su presencia sugiere un evento que no aplica a la definición de BRUE.

Por último, el uso del término “alteración del nivel de capacidad de respuesta” es un nuevo criterio, ya que puede ser un componente importante de un evento grave de origen cardiaco, respiratorio, metabólico o neurológico.

Para los niños que han experimentado un BRUE son necesarias una historia cuidadosa y una exploración física para caracterizar el caso, evaluar el riesgo de recurrencia, y determinar la presencia de un trastorno subyacente.

Las recomendaciones proporcionadas en esta guía ponen foco en los niños que tienen un bajo riesgo de repetir un evento o un trastorno subyacente grave y no se aplican a los pacientes de alto riesgo.

En ausencia de factores de riesgo identificables, los niños corren un menor riesgo y los estudios de laboratorio, de diagnóstico por imagen, y otros procedimientos de diagnóstico son probablemente poco útiles o innecesarios. Sin embargo, si la historia clínica o el examen físico revelan anomalías, el paciente puede estar en mayor riesgo y una evaluación posterior debe centrar-se en las áreas específicas de interés.

Un posible abuso infantil puede ser considerado cuan-do el historial de eventos son informados de manera inconsistente o es incompatible con la edad de desarrollo del niño, o cuando, en el examen físico, hay moretones/hematomas inexplicables o un labio o frenillo lingual lesionado.

Una arritmia cardíaca puede ser considerada, si hay una historia familiar de muerte súbita e inexplicable en familiares de primer grado.

La infección puede ser considerada si hay fiebre o síntomas respiratorios persistentes.

En la Tabla 1 se detallan los criterios de inclusión o exclusión para BRUE.

Criterios en la determinación del bajo riesgo de recurrencia en pacientes con BRUE

En Julio de 2013, la Academia Americana de Pediatría convocó al subcomité multidisciplinario de ALTE que analizó la literatura disponible desde 1970 al 2014 y junto a un Panel de Expertos de la Sociedad de Medicina Hospitalaria expresaron los siguientes criterios como factores para ser considerado paciente de bajo riesgo de recurrencia:

Edad > 60 días.

Prematurez: ≥ 32 semanas de edad gestacional y postmadurez ≥ 45 semanas de edad gestacional corregida o postconcepcionales.

Primer evento BRUE (sin BRUE anterior o eventos similares).

Duración del evento < 1 minuto.

No requiere RCP por profesional capacitado.

No hay antecedentes relacionados en la historia clínica (ver Tabla 3).

No hay hallazgos relacionados en el examen físico (ver Tabla 2).

Las recomendaciones de la AAP para el manejo de los pacientes de bajo riesgo basadas en la evidencia pue-den clasificarse como fuertes, moderadas, débiles basadas en evidencia de baja calidad o débiles basadas en el equilibrio entre beneficios y daños.

Las recomendaciones fuertes y moderadas se asocian con las declaraciones de recomendación “debería” y “no debería”, mientras que la recomendación débil puede ser reconocida por el uso de “puede” o “no necesita” (ver Tabla 2).

Una recomendación fuerte significa que la revisión de la evidencia por parte del comité indica que los beneficios del enfoque recomendado superan claramente los daños de ese enfoque (o, en el caso de una fuerte recomendación negativa, que los daños exceden claramente los beneficios) y que la calidad de las pruebas que apoyan este enfoque es excelente.

Una recomendación moderada significa que el comité cree que los beneficios exceden los daños (o, en el caso de una recomendación negativa, que los daños exceden los beneficios), pero la calidad de la evidencia en la que se basa esta recomendación no es tan fuerte. Los médicos son alentados a seguir esta guía, pero también deben estar alerta a la nueva información y sensibles a las preferencias del paciente.

Una recomendación débil significa que la calidad de la evidencia que existe es poco confiable o que los estudios bien diseñados y bien realizados han mostrado poca ventaja clara de un enfoque frente a otro. Las recomendaciones débiles ofrecen a los clínicos flexibilidad en su toma de decisiones con respecto a la práctica apropiada, aunque pueden establecer límites en las alternativas. La preferencia de la familia y el paciente debe tener un papel importante en influir en la toma de decisiones clínicas, particularmente cuando las recomendaciones se expresan como débiles.

En resumen las principales recomendaciones para el manejo de los pacientes de bajo riesgo con BRUE se resumen de la siguiente manera:

“Se debería”:

Educar a los cuidadores sobre BRUE con participación en la toma de decisiones compartidas para guiar la evaluación, la disposición y el seguimiento.

“No se debería”:

Obtener recuento de glóbulos blancos, cultivo sanguíneo o análisis o cultivo de LCR, sodio sérico, potasio, cloro, nitrógeno ureico, creatinina, calcio, amoníaco, gases en sangre, ácidos orgánicos urinarios, aminoácidos plasmáticos o acilcarnitinas, radiografía de tórax, ecocardiograma, estudios para RGE.

Iniciar monitoreo cardiorrespiratorio domiciliario.

Prescribir terapia de supresión ácida o medicación anticonvulsivante.

“Se puede”

Obtener prueba para pertussis y ECG con 12 derivaciones.

“No se necesita”

Obtener prueba respiratoria viral, análisis de orina, glucosa en sangre, bicarbonato sérico, ácido láctico sérico, evaluación de laboratorio para anemia o neuroimagen.
Admitir al paciente al hospital únicamente para el con-trol cardiorrespiratorio.

Táctil

Intervención mínima en prematurez extrema.

Tipo de manipulación:

– Suave
– Lenta y firme
– Segura

Incentivar el contacto piel a piel con los padres.

Favorecer el vínculo y la lactancia materna.

Medidas de posicionamiento:

– Envolver al RN durante/antes de la aplicación de procedimientos dolorosos o manipulaciones.
– Evitar la inmovilización del neonato.


Visual

Establecer contacto visual con el neonato antes del estímulo táctil.

Interacción:

– Facilitar que observe el rostro de sus padres.

Mantener un control de la iluminación.

– Graduar la intensidad.
– Alternar periodos de oscuridad y luz.
– Utilizar cubre-incubadoras de color oscuro.
– Colocar móviles en las cunas de los RN crónicos para que puedan visualizarlos.


Auditivo

Promover un ambiente libre de ruidos fuertes.

– Reducir la intensidad de los tonos de alarmas.
– Cerrar suavemente las puertas de las incubadoras.
– Evitar golpear el acrílico de las mismas.
– Disminuir los golpes de puertas del mobiliario cercano a las incubadoras o cunas.

Limitar las conversaciones cerca de las incubadoras.

Hablar suavemente al neonato cuando se establece contacto.

Medir el ruido de la UCIN (intensidad en decibeles – dB).

– Parámetro de calidad de nivel máximo de ruidos seguros según la AAP: 45 dB de día, 35 dB de noche.
– Se encuentran disponibles para dispositivos móviles, la aplicación de sonómetro que permite medir la intensidad de ruido en cada UCIN.

Utilizar cubre-incubadoras acolchonadas.


Motor

Favorecer la posición simétrica y postura organizada.

– Cabeza en posición neutra.
– Tronco recto.
– Manos en la línea media.

Favorecer la flexión mediante sistemas tipo “nido” en el RN pretérmino, como estrategia de posicionamiento.

Realizar actividades o ejercicios físicos particulares indicados y guiados por un fisioterapeuta.

Realizar cuidado postural para evitar alteraciones, contracturas y movimientos antigravitatorios.

Evitar la inmovilización del neonato.


Oral

Favorecer la succión nutritiva y no nutritiva.

Suministrar ejercicios orofaciales.

– Estimular la succión en posición semisentada, antes de iniciar la alimentación.
– Apoyar y promover la succión al pecho materno, evaluando la necesidad de la intervención.

 

Conclusión

Esta guía de práctica clínica tiene como objetivo fomentar una atención centrada en el paciente y la familia a través de la reducción de las intervenciones médicas innecesarias y costosas. Cuando un niño es hospitalizado está expuesto junto a su familia a situaciones de estrés, complicaciones infectológicas, o de exposición al error humano por el hecho de encontrar-se en un ámbito institucional, todas éstas factibles de reducir, si se realiza un diagnóstico adecuado y preciso en el momento que acude requiriendo asistencia médica luego de un evento.

Seguramente hay conceptos muy arraigados sobre el manejo tradicional de los pacientes que aún son diagnosticados bajo el término ALTE y no será tarea sencilla unificar criterios de manera rápida en los centros de atención de salud, pero como profesionales comprometidos tenemos un rol fundamental en la promoción y difusión de estos nuevos conceptos ya sea en el ámbito asistencial, de gestión o de docencia e investigación, dentro del equipo de salud u orientados a la comunidad que permitirán modificar los cuidados basándolos en la mejor evidencia disponible.

* Licenciada en Enfermería. Residente de Informática en Salud. Hospital Italiano de Buenos Aires.

Correspondencia: mariana.daus@hospitalitaliano.org.ar

 

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